martes, 28 de julio de 2009

Atrapada


La desesperación, desesperanza, frustración, infelicidad, aspiración, deseo, la ilusión y otra vez la depresión, son tantos sentimientos en mi interior que no identifico cúal es el gobernante de mi salud mental, mi situación cada vez empeora y mi deseo del fin cada vez es más fuerte. La decepción cada día es más grande al igual que el odio infinito, en especial hacia mí, no puedo encontrar la claridad en mi ser. Intento encontrar una salida “sana” ante la situación, no por mí sino por la persona más importante en mi vida, la única que me hace permanecer atada a este lado. La realidad es cada vez más difícil de llevar, intento acomodarla a mis sueños y sentimientos, fantaseo con encontrar una solución parecida a las ideas que circulan en mi mente las cuales cambian cada lapso de tiempo y reacomodan otra vez mi “fututo” que tiene su fin en el momento en el que esa persona amada no respire más. Esos son mis planes, desparecer de esta situación, cruzar la puerta y enfrentarme a lo desconocido, a conocer ese otro lado. Me pregunto si podré sentirlo o percibirlo, saber qué hay después de esto, ya saben, después de esta realidad, de esta vida... Me siento tan confusa, temerosa y débil, no entiendo por qué  no puedo encontrar un estado sano y normal, ser como las personas que están a mi alrededor o como aparentan ser, no importa, poder llevar una realidad normal, una mente común sin deseos o aspiraciones imposibles de realizar. Soy tan inconforme que me hace sentir una extraña repulsión hacia mí misma. Fantasía, eres la dueña de mi tiempo, de mis días y ahora, de mi vida. Tal es la situación que odio a los humanos, al sistema, a los defectos de los mortales, a este mundo de consumismo y superficialidad, a la belleza femenina y a la masculina, a la morbosidad y a las necesidades fisiológicas, en una palabra a mí misma porque yo hago parte de esto, ¿por qué?
Antes de aterrizar en estas extrañas y desconcertantes tierras debería haber elegido si lo deseaba o no, otro ser pudo haber ocupado mi puesto tal vez otro más agradecido y capaz con todo esto. Es que no quiero, no deseo seguir aquí; sin embargo, tengo miedo, pánico de no poder hacer las cosas bien y fallar en mi intento de abrir y cruzar la anhelada puerta, por eso me estoy preparando, no sé cómo, pero cuando llegue el fin de lo que más amo (ni siquiera sé si es amor o agradecimiento) podré de una vez terminar con toda esta farsa. Espero  poder cumplirlo sin cobardía y de una manera dramática, pero todo tiene que salir perfecto o de lo contrario quedaré incapacitada de por vida, seré catalogada dentro de la locura, la decepción de mis seres queridos, las miradas de esos jueces  apuntando hacia mí como una persona débil y no apta para llevar una vida sana ni “normal”. Tendré que resignarme al encerramiento y a la frustración, creo que no podré manejarlo eso sería mucho peor que mi actual situación.Tal vez esa sea la felicidad, tal vez esa sea la verdad, no lo sé y es que la satanización por parte de la sociedad a las fallas mentales ha logrado penetrar en mi de una forma aterradora que repele en mi interior. No, no es eso lo que deseo, solo deseo la paz en mi misma. La cobardía es la única palabra que me describe, detrás de todo eso soy una persona romántica mas allá de cualquier pensamiento, el infinito es mi limite y a la vez no es algo normal, es aterrador y fantasioso. Eso es lo que soy una débil y simple mortal sin aspiraciones comunes ni satisfactorias, con un odio infinito y una amargura insoportable. Simple realidad, no sabes cuánto te detesto.